El mundo vive un cambio de era con paralelismos a lo que ocurrió hace varios siglos y que fructificó en lo que se conoció como el Renacimiento. 

En su momento convergieron factores para una revolución como los cambios demográficos que provocó la peste, el surgimiento de la imprenta, y la creación de la banca.

La primera gran pandemia global estimuló las transformaciones sociales que allanaron el fin de la Edad Media, de igual modo que la imprenta fortaleció a los ciudadanos mediante democratizar la información.

Además, la banca contribuyó a redistribuir la riqueza entonces concentrada en las manos terratenientes, para fomentar el arranque de una nueva economía en la que gracias al crédito particular se alentaron los emprendimientos.

Una revolución similar se viene apreciando en los últimos tiempos, cuando gracias a Internet el acceso a la información dio otro salto gracias a aumentar la disponibilidad más fácilmente para todo el mundo.

La sociedad se fue digitalizando así hasta que la crisis de las subprime incentivó que se planteara un nuevo sistema financiero más descentralizado hasta concebirlo mediante la criptografía.

El covid ha sacudido algunos de los conceptos más básicos del quehacer humano, a la vez que los confinamientos obligaron a pasar más tiempo en casa, y consecuentemente el desarrollo de la blockchain dio un importante salto.

Las criptomonedas y la tokenización de la economía dieron así un salto fulgurante en los pasados meses, acercándose a su objetivo de ampliar el acceso a las finanzas para todo aquel conectado a Internet.

Las transformaciones que esta revolución puede traer al mundo son aún incalculables, en este cambio de era impulsado por Internet, el Covid y la criptoeconomía, de igual modo que la imprenta, la peste y los bancos hicieron en el Renaciemiento, nace un nuevo periódico denominado Tokendiario con el afán de contribuir a mejorar el mundo mediante las finanzas descentralizadas.